El aire de Vallarta ya huele a pre-campaña —aunque nadie lo admita, aunque queden casi dos años para las elecciones del 2027. Hoy, mientras tomaba un café en la playa, me pregunté: ¿cuándo empezó a ser tan temprano el juego político en esta ciudad? Y la respuesta es sencilla: nunca es demasiado temprano para los que quieren llegar primero.
PREPARADO PARA AVANZAR
Y entre esos primeros corredores, hay uno que me llama la atención de forma especial: Antonio Lugo Morales. Su campaña “Enlace Toño” avanza sin estridencias, pero con una presencia que ya se siente en cada rincón: en los campos de fútbol donde los jóvenes sueñan con ser jugadores, en los tianguis de Las Mojoneras donde la gente compra su comida diaria, en los camiones que recorren las calles con letreros brillantes. Parece simple, ¿verdad? Pero yo creo que su dinámica es una obra maestra de conexión: habla de fútbol con los niños y de políticas con los líderes, y logra que ambos lo escuchen. Eso no es fácil.
NADO DE MUERTITO
Ya todo el mundo sabe que Toño aspira a la Cámara de Diputados federal. Y la verdad es que la vara la ha dejado muy “bajita” el actual diputado, Bruno Blancas Mercado —un hombre que ha navegado su mandato de “muertito”, llevado solo por el impulso de Andres Manuel López Obrador. La única salida que le veo a Bruno es un enroque con Yussara Canales, la diputada local que, a mi juicio, tiene aspiraciones más ambiciosas: la presidencia municipal, si acaso este ciclo le toca a una mujer liderar a Vallarta. Y créanme, sería un cambio bienvenido.
NUNCA DIGAS NUNCA
Y bueno, Bruno también quiere ser alcalde… pero eso, para mí, es más un sueño que una posibilidad real. Imposible, diría yo. Aunque la vida te da sorpresas —ya lo sabemos todos—, así que nunca digas nunca.
Lo que sí le da un gran impulso a Toño es algo que pocos tienen: la bendición de Daniel Chávez Morán, un personaje cercanísimo a AMLO y dueño de Vidanta. Ese apoyo es como tener un as en la manga en la política vallartense.
A NADIE LE IMPORTA
¿Mi opinión? Poco a poco, con un poquito de aquí y un poquito de allá, Antonio Lugo podría llegar a ser diputado federal o local sin mayores problemas. ¿Por qué? Porque la realidad es que a nadie le interesa ser legislador —todo el mundo mira hacia la alcaldía, la “grande” de Vallarta. Así que quizás, en una de esas, se le cuela por la puerta que los demás dejan abierta… y pasados unos años, quién sabe si el nombre de Toño Lugo sea el que esté en la casa municipal.
