Prácticamente para nadie es un secreto que el presidente municipal de Bahía de Banderas, el morenista Héctor Santana García, alimenta una ambición clara: quiere ser el sucesor del doctor Miguel Ángel Navarro Quintero en la gubernatura de Nayarit. Su perfil ha ido cobrando volumen en los últimos meses, y cada uno de sus movimientos parece calculado para fortalecer su posición entre los potenciales candidatos que buscarán ocupar la máxima cartera del estado en el próximo proceso electoral.
YA NO ES EL “COLERO” DEL ESTADO
Y es que Nayarit, hoy en día, es un escenario político y económico muy distinto al que conoció hace años. Ya no es el colero de la economía nacional, como en su momento lo definió el gobernador priísta Rigoberto Ochoa Zaragoza, en un momento en que la entidad luchaba por encontrar su lugar en la dinámica productiva del país. Si bien es cierto que el estado no goza de cabal salud económica ni social —con desafíos que persisten en materia de empleo, educación y seguridad—, Nayarit dejó de ser aquella entidad que apenas disputaba la media tabla en los índices nacionales. Ese cambio, sin embargo, no ha sido sin dolor: el estado fue gobernado por una sarta de pillos, encabezados por Roberto Sandoval Castañeda, un hombre cuyo camino fue de lo más inesperado y controvertido. De ser jardinero en los Estados Unidos, pasó a ser tablajero en México y, finalmente, llegó a la gubernatura —pero no cualquier mandatario, sino el que ha sido catalogado como el más corrupto de la historia de Nayarit.
AH PA’ COMPADRES
A esa trama de corrupción había que añadirle un factor más que amplió sus alcances y su peligrosidad: el compadrazgo con el fiscal Edgar Veytia. Un hombre que hoy es un confeso narcotraficante en una corte de los Estados Unidos, donde fue condenado por múltiples delitos relacionados con el tráfico de drogas. Pero entre sus ilícitos no solo estaban los ligados al narcotráfico: también está el haber despojado a familias inocentes de tierras y ranchos, bienes que luego repartían a partes iguales Roberto Sandoval y el propio Veytia —un hombre que antes de llegar a ser fiscal había trabajado como camionero. Esa alianza entre poder político y crimen organizado dejó una herencia de miseria, desconfianza y desigualdad que el estado aún está tratando de supera.
“SON PARA TODA LA VIDA”
Pues bien, lanzándose al ruedo electoral con toda la fuerza, y ya enterados de que la tarea no será fácil —ya que tendrá que administrar la pobreza que se ha arraigado en muchas zonas del estado—, está Héctor Santana García. Quien como carta de presentación trae la bendición del ejecutivo estatal actual, y un legado de obras realizadas en Bahía de Banderas: calles que, según él mismo afirma, “son para toda la vida”, construidas con materiales de alta calidad que buscan garantizar su durabilidad a lo largo del tiempo. Pero más allá de las vías, son las obras hidráulicas las que, desde mi punto de vista, son las más importantes: proyectos que han mejorado el acceso al agua potable y la infraestructura de drenaje en localidades que durante años sufrían por la falta de estos servicios básicos.
Si, PERO NO…
Y es que Héctor Santana no está obligado a abandonar su cargo actual para buscar la gubernatura: tiene la oportunidad de reelegirse en el municipio de Bahía de Banderas, lo que le permitiría administrar el amplio presupuesto de una de las entidades más prósperas de Nayarit —gracias a su dinamismo turístico y su actividad económica— y tener la oportunidad de hacer más obras de calidad que refuercen su imagen como gestor capaz. Esa dualidad —buscar la reelección municipal y, al mismo tiempo, posicionarse para la gubernatura— le da a su estrategia política una flexibilidad que pocos candidatos pueden permitirse.
SU APARICIÓN POR BORBOLLÓN
Su aparición por Borbollón, un pequeño poblado del municipio de Compostela, este fin de semana no fue para nada casual. No fue solo para comprar yogurt y panelas, como algunos podrían pensar al verlo caminar por el mercado local y charlar con los comerciantes. Ese viaje fue más que un gesto cotidiano: fue una oportunidad para promocionar su imagen en zonas del estado donde aún no es tan conocido, y empezar a construir vínculos con la población rural. Y eso está bien, porque si quiere llegar a la gubernatura, tiene que conocerlo en todo el estado: desde el norte, en ciudades como Acaponeta, hasta el sur, en Ixtlán del Río, pasando por las zonas centro y costeras que son fundamentales para el equilibrio político y económico de Nayarit.
NO ES UNA METÁFORA…
Las víboras, por cierto, no son solo un título: son una metáfora de la política estatal, donde los intereses se entrelazan, las ambiciones crecen y cada movimiento puede ser tanto una oportunidad como un riesgo. Y Héctor Santana García, con su mirada puesta en la gubernatura, se ha convertido en una de las figuras más relevantes en ese paisaje —un actor que ya está moviendo sus piezas en el tablero, listo para enfrentar los retos que le esperan.
