Después de 36 años escribiendo casi todos los días sobre homicidios, uno pensaría que la costumbre adormece el alma, que la pluma se vuelve insensible. Pero no, la realidad es que la aceptación total nunca llega. Cada caso es un universo aparte, aunque ciertos patrones se repitan con una frialdad que ya no sorprende del todo. Los asesinatos entre hombres, o incluso entre mujeres (estos últimos, menos frecuentes), son parte de la estadística, del lado oscuro de la condición humana.
LA MUERTE Y SU IMPLICACIÓN
Pero hay una sombra que estremece más profundamente: la muerte de una mujer a manos de un hombre. No solo por la disparidad de fuerzas, sino por la carga de género que transforma el acto en algo abismalmente distinto. De un «simple» homicidio, como si la muerte pudiera ser simple, se transita al feminicidio. Y es de esta metamorfosis, de esta reclasificación del horror, de lo que quiero hablarles hoy.
LA MARCHA DE AYER
Ayer, la tarde se tiñó de exigencia. A las 17:25 horas, una marcha pacífica partió desde las entrañas de la Fiscalía General de Justicia del Estado, buscando desembocar en los arcos del malecón, ese símbolo de Puerto Vallarta. En cada paso, un grito: justicia para Daniela Yulieth Ríos Grajeda, asesinada en Guadalajara, Jalisco, cuyo aliento fue arrebatado por un desquiciado que descargó sobre ella 24 puñaladas. Veinticuatro heridas infligidas con la excusa de voces que le ordenaban hacerlo, voces alimentadas por la música metálica que resonaba en su cabeza.
LA SAÑA DEL VICTIMARIO
Sí, han leído bien, 24 puñaladas en un cuerpo diminuto, en una joven que recién había egresado de la carrera de nutrición de la Universidad de Guadalajara, aquí, en Puerto Vallarta. Una tragedia que desgarra el alma.
SI LO JUZGAN…
El Código Penal Federal es claro: si el crimen se tipifica como feminicidio, la pena podría alcanzar los 60 años de prisión. Pero si se juzga como homicidio, la condena podría ser más «benévola», oscilando entre 10 y 40 años de cárcel. El destino de Marco Alexander, el asesino de Daniela, pende de esta reclasificación. Su futuro se debate entre el homicidio y el feminicidio.
EL MINISTERIO PÚBLICO
La potestad de clasificar este homicidio como feminicidio recae en el Ministerio Público local. La sociedad, con razón, clama por una pena ejemplar. Si se tipifica como feminicidio, Marco Alexander enfrentaría muchos más años tras las rejas, que es precisamente el objetivo que persigue la marcha que ayer inundó las calles de Puerto Vallarta.
Fotos: Cesar Langarica






